En Anoeta no le anularon ningún acierto por fuera de entretenimiento y los dos que firmó fueron dos obras de arte, el primero sentando a Zubeldia y un misil cruzado y en el segundo engañando a Remiro: cuando parecía que se la iba a mandar por el palo amplio, se https://stevez974saf0.fare-blog.com/profile